Una calada sugestiva, expira humo y se muerde el labio...
Él la mira, ella sonríe. Ambos se van al baño.
Sus pestañas, húmedas, como todo en el ambiente. Sus labios, mojados, como la ropa interior que llevaban.
Y sale, envuelta en su abrigo, moviendo las caderas y llevándose en sus movimientos las miradas del resto de hombres del bar. Hasta que desaparece, volviéndose un punto de cuero lila en una noche oscura.
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